El Bombillu



25/06/09

Tras el fracaso estrepitoso de la campaña anterior con la que la lamentable decisión de contar con un técnico mediático como Lobo Carrasco, los dirigentes oviedistas dieron un giro radical a la hora de tomar decisiones, soltaron lastres que la afición reclamaba como Díaz Galán y un menor papel a la hora de la toma de decisiones del asesor externo Juan Mata, y dejaron que toda la parcela deportiva la llevase José Manuel, nuevo director deportivo. Este se decidio por un técnico como Raúl González con más de 20 años de experiencia en estas categorías y que lejos de la imagen de estrella rutilante prometió trabajo y esfuerzo.

Un año después, Raúl fue fiel a su palabra y a base de trabajo y humildad coloco al Oviedo en segunda b dejando atrás la categoría con los mejores números en la historia de la tercera división española con 103 puntos, algo que nunca se había conseguido y con una sola derrota, rematando la faena contra el Mallorca b, aunque pasando mas apuros de los esperados.

Justo era entonces que el técnico que había convencido a la grada tuviese su oportunidad de intentar seguir con la escalada del club hacia las ligas profesionales, esta vez intentando el ascenso a segunda. Viendo el rumbo que había tomado el consejo en sus nuevas decisiones de dejar hacer a los responsables deportivos todo indicaba que el verano vendría tranquilo tanto para José Manuel como para Raúl a la hora de planificar una nueva plantilla… hasta que a Alberto González se le encendió el bombillu.

Y es que de esta manera tan estrafalaria, como casi todas sus maneras, explicaba el máximo accionista de la entidad que se le había ocurrido cargarse la tranquilidad conseguida tras el ascenso con una convulsión en todo el oviedismo. La idea, traer a Fernando Vázquez y cargarse a Raúl de su puesto, así, sin más, sin consultar al consejo ni a nadie, haciendo patente que el Oviedo es su cortijo y en él hace lo que quiere.

Por supuesto la afición se tomo la noticia como una puñalada porque tras varios años sin encontrar un entrenador que gustase a la inmensa mayoría no esta dispuesta que un “nuevo rico” como Alberto González les venga a tocar las narices después de tanto sufrir.

Nadie en el seno de la afición clama contra Vázquez, que fue un gran técnico en su año aquí en la ya lejana primera división, pero no es la primera vez que el accionista mayoritario y sus aires de grandeza convulsionan a la entidad con decisiones estupidas, todas dirigidas a hacernos los grandones cuando las bases para salir de aquí son la humildad y el trabajo, algo representado por Raúl, y no los buses, los Carrascos y las pretemporadas en la Republica Dominicana.

Chabacanas las formas y funestas las consecuencias para el Real Oviedo, un equipo en el punto mas bajo de su historia por unos dirigentes muy por debajo de una entidad con mas de 80 años y con varias generaciones de fieles seguidores. Triste realidad la que nos toca vivir.

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