Recuerdos de un Oviedista (II): El gol de Kily



01/05/09

El 31 de agosto de 2003 me dirigí al Tartiere con la sensación mas extraña que había tenido hasta ese día como seguidor del Oviedo. Ese día salíamos a competir de milagro y lo hacíamos en tercera división, contra un equipo que nunca habría ni soñado enfrentarse a uno de los grandes de Asturias y de España, el Mosconia de Grado.

Recuerdo que fui al campo en coche y aparque en un sitio en el que nunca mas lo volví a hacer, entre por una puerta por la que nunca volví a entrar y me senté en un sitio en el que nunca lo volví a hacer, en la tribuna Herrerita, en una esquina, casi al lado de Symmachiarii. Creo que respiré tan aliviado ese día al ver que una cosa tan arraigada en mi, conseguía mantenerse con vida, que mitifiqué los lugares que pisé de tal manera que hoy aun no me atrevo a volver hacerlo, sería como profanar un rito, tengo miedo a volver a esos días.

De repente sonaron unas gaitas y a renglón seguido sonaban los acordes de un himno que ese día estrenábamos, después saltaban al campo once chavales que apenas nadie conocía, pero ya dio igual, las 6000 personas que aquel día nos dimos cita empezamos a aplaudirles, el Oviedo saltaba a la arena, moribundo, pero aun vivo.

El fútbol en sí quizá no sea recordado, pero si el ambiente de aquel día con un fondo de SM abarrotado, con una cola monumental para renovar abonos, con gente a la que se veía un amor por los colores. Pero el colofón a ello fue el gol de Kily, un juvenil recién cumplido y que nos enteraríamos de su nombre al día siguiente al leer la crónica en los periódicos, pero que celebró el gol con rabia, quitándose la camiseta y abuzándose al público, en él se veía oviedismo, algo que muchos habíamos echado de menos durante mucho tiempo en los hombres que se ponían la zamarra azul.

Ese gol no era unos más, era una señal de vida, un decir “aquí estamos”, tras el gol sonó por primera vez el “Gabino, jodete” como grito de supervivencia y como tal lo tomamos todos los que decidimos continuar con el equipo aquella temporada mágica.

No cabe duda que para aquellos jugadores era un día especial, pero para los que allí acudimos aquella lluviosa tarde de agosto lo fue mas y le podré contar a mi hija, ya no solo la historia y las anécdotas de este gran club, si no que además le diré con orgullo “Daniela, yo vi el gol de Kily, yo estuve allí”

1 comentario:

Chiribi dijo...

Recuerdo ese partido de forma nítida. Espero que el señor alzheimer no me borre jamás esos recuerdos. Cuando Kily marcó casi me vuelvo loco. Estábamos vivos!

volveremos!!!